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INDIGNAOS, The Spanish Revolution (5)

20 May, 2011 3 comentarios

Titulo esta entrada con el número (5) porque, aunque es la segunda sobre el 15 M, ya escribí dos en enero a raíz del librito Hessel y una más, en julio pasado, sobre el comportamiento de nuestra juventud: IUVENES DUM SUMUS.

Hay poco tiempo, pero mucha distancia, entre estas dos imágenes; la primera es viñeta de Jimmy, mostrando a Hessel dirigiéndose a un joven lobotomizado por el videojuego. La segunda, la espectacular imagen de la Puerta del Sol que apareció en la portada del Washington Post del 16 de mayo.

Aunque ya estoy más cerca de mi próxima vida que de la anterior, doy gracias al cielo y a mis padres por la época en que me ha tocado vivir, la de los que nacieron entre los cuarenta y bastantes y los cincuenta y pocos. Este fue nuestro escenario histórico:

– No sufrimos la guerra y muy poco de la posguerra.
– En nuestra tierna infancia no había televisión y la calle era nuestro reino.
– Vivimos tiempos de universidad apasionantes.
– Fuimos espectadores del mayo sesentayocho.
– Disfrutamos el desarrollo económico de los setenta.
– Vivimos y participamos en la transición; sus peligros (asesinatos de Atocha, 23 F) y su éxito final.
– No tuvimos excesivas dificultades en el mercado laboral.
– Protagonizamos la modernización y europeización de España
– Hoy disfrutamos, aprendiendo a duras penas, de este mundo maravilloso –si no te dejas dominar por él- de Internet.

Y hoy, gracias a este movimiento del 15 M y a sus promotores, estamos asistiendo a momentos apasionantes, que lo son especialmente porque no sabemos como van a continuar ni  qué van a reportar a la vida social y política de España o, quizá, de Europa. Vida política que, excepto por los sobresaltos, siempre negativos, está resultando francamente rutinaria. De momento han convertido la aburrida y decepcionante campaña electoral previsible en todos sus aspectos, incluso en el resultado, en una historia de acción, tensión y misterio, que se va creando no día a día, sino minuto a minuto.

Los políticos están descolocados; más aún, acojonados. Los únicos que algo disfrutan sin merecerlo son los de IU, que se han subido al carro de la indignación y que están recibiendo –ignoro si algo han tenido que ver– una ayuda exterior que les reportará sin duda ventajas que ellos, los pésimos Lara, Llamazares, Gordo, Pérez, etc, eran incapaces de conseguir.

La sociedad está expectante. Con excepción de los habituales, los eternos descontentos, los que siempre piensan lo de siempre, la mayoría estamos -me incluyo- entusiasmados con lo que está sucediendo. En lo que a mi respecta, he tenido la suerte de incorporarme muy recientemente a ese canal de comunicación rápido, ágil y absorbente que se llama Twitter y disfruto cada minuto de lo que pasa.

Abstrayéndonos del aspecto político, que no es despreciable, y haciendo oídos sordos a los agoreros de siempre que generalizan el detalle para destacar lo negativo, yo me quiero centrar hoy en la grandeza de las pequeñas cosas. En el civismo de los participantes que están consiguiendo acallar a los exaltados y evitar los más mínimos conflictos, alborotos o botellones e incluso suciedad física. En la solidaridad de los ciudadanos, vecinos o no, que aportan sin esperar precio “cualquier cosa” que necesiten esos pocos miles de jóvenes; y para unos pocos miles, cualquier cosa son muchas cosas: desde los 400 churros que llevó una señora para que desayunaran con los cafelitos que regalan los bares, hasta las medicinas que donan las farmacias, pasando por mantas, lonas, sillas y mesas, servicios jurídicos, de salud, aseos portátiles, comida…, cualquier cosas que sea necesria. En la madurez, en fin, de todos estos chavales, y utilizo esta palabra sin ánimo despectivo, que nos están dando una lección de dignidad.

Hoy solo quiero destacar lo positivo. No entro en lo político: el manifiesto de Democracia Real Ya, que me parece sinceramente poco elaborado y extraordinariamente etéreo, o las propuestas que otros dicen que ellos hacen (no las he escuchado de sus bocas) sobre socializar banca, expropiar viviendas vacías, plantear la tercera república, etc. Aunque diré que algunas de las propuestas que dicen que hacen cuentan con mi apoyo: modificación de la ley electoral y replanteamiento de la división de poderes, reforzándola, por referirme sólo a dos.

Ni tampoco en los políticos: lo más vergonzante de esta situación: su bochornoso papelón . De todos, desde Aguirre hasta Lara, pasando por ZP, Gómez y todo el espectro parlamentario.

Ya habrá tiempo, el lunes, para hablar de lo menos importante.

Hoy mi entrada es corta, contrariamente a lo que acostumbro. Despido ya esta entrada poco elaborada y rápidamente escrita dejando cuatro deseos:

– Que el domingo haya una elevadísima abstención (hace un par de entradas dije que yo ya voté por correo y no me abstuve, luego no soy consecuente con este deseo).
– Que no haya ni un solo incidente mañana sábado. Que no entren los “grises” en Sol.
– Que los acampados se mantengan en Sol y en otras plazas el día de reflexión. Pero que arríen las pancartas, aunque no sean políticas, que no abran la boca y que mantengan la paz. Simplemente, que estén. Nos darán una lección.
– Que, una vez pasado el día 22 y las elecciones, tengan el resultado que tengan, levanten de nuevo las pancartas, alcen de nuevo la voz y sigan manteniendo la paz.

Me despido como empecé: dando gracias al cielo y a mis padres por haber permitido que naciera cuando nací, que viera lo que vi y que viviera lo que esoy viviendo.

Y a vosotros, los acampados.

Y que Dios me guarde.

No me gusta dejar entrada, aunque sea de urgencia, sin música. Violeta Parra también dio gracias a la vida. Con mucho menos motivo que yo. Violeta se suicidó a los 49 años, cuando yo no había cumplido aún los veinte. Gracias Violeta, por dejarme colgar esta canción, que os dejo en su versión original. Gracias a la Vida, cantada con una infinita tristeza.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.

Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida.